El mundo avanza a pasos rapidísimos en un proceso permanente de desarrollo en el mundo de las tecnologías digitales.
El teléfono celular como “nave insignia” de esta de esta nueva era, llegando incluso a entender, mucho más rápido que nadie, que ya no son teléfonos sino dispositivos móviles.
Está claro que son mucho más, muchísimo más que un simple teléfono. Son una puerta o quizás una ventana por donde todos tenemos acceso al mundo. Nos permite estudiar o escuchar música, ver videos o escribir poemas y compartirlos con el mundo.
Y son los jóvenes los principales usuarios de estos dispositivos y los que mejor aprovechamiento hacen de sus capacidades y aplicaciones.
¿Pero, como era el mundo analógico? Pues bien, mucho más cerrado y solo disponible para aquellos con un nivel socio económico alto o medio alto. Si hace 40 años hubiese querido tener información de las playas de Goa, en India, solo tenía disponible la información que estaba en alguna enciclopedia o con muchísima suerte la que había en algún folleto publicitario de alguna agencia de turismo. En ambos casos información que se presentaba como poco confiable, una por antigua o desactualizada y la otra por tendenciosa o interesada.
Hoy solo escribir “Goa” en cualquier buscador de internet me permite acceder a toneladas de información, puedo conocer ese destino turístico, sus playas, hoteles, lugares de interés, restaurantes, paradas de taxis o bares. Cada dato con fotos actualizadas y comentarios de otros viajeros.
Y en la política? Pues bien, hace mucho tiempo que vengo afirmando que muchos políticos viven aun en ese mundo analógico.
En una primera y rápida aproximación al tema salta a la vista la facilidad que tenemos hoy de hacer un “control de gestión” cuando tenemos acceso a las presentaciones o lanzamientos de los proyectos gubernamentales y seguir el avance y cumplimiento de esto, o lo que es más normal su incumplimiento.
También podemos hacer un rapidísimo análisis de “coherencia histórica” al poder acceder con la misma facilidad a las declaraciones públicas de un político o dirigente con la consiguiente pérdida de credibilidad cuando vemos como hoy es “blanco”, mañana “negro” y pasado mañana “fucsia” sin que a ninguno se le mueva un pelo y con una cara de piedra total.
Pero también, y ahora me pongo en mi rol de dirigente político, tenemos que entender este cambio de paradigma. Si los dirigentes pretendemos ser los representantes del pueblo tenemos que ver el mundo que ellos ven y no el que vemos nosotros.
Y para mi esta más que claro, que esta nueva puerta o ventana al mundo, les permite a nuestros jóvenes conocer otras realidades, ver como otros jóvenes, en otros lugares del mundo, viven otras realidades y tienen otras posibilidades. Realidades y posibilidades que hoy ellos también quieren y que, de forma correcta, identifican al gobierno como el responsable principal de la imposibilidad de alcanzarlas. Y como bien sabemos, la rápida frustración y bronca los lleva en muchos casos a la depresión y peor aún al suicidio.
Hay todo un movimiento subterráneo “rebelde” que se está movilizando contra lo que ellos identifican como “La Casta”. Esos funcionarios estatales, sus “representantes” que no les dan respuesta. Unos porque no quieren, otros porque no pueden y otros porque no saben y los peores de todos que son los que no saben que no saben, pero tienen cargo.
Hoy en nuestra provincia los dirigentes tenemos el enorme desafío de representarlos a partir de entenderlos. No ser parte de La Casta, sino ser un verdadero representante. Buscar esos puntos en común desde los cuales construir puentes de verdadera inclusión, participación y desarrollo.
Desarrollo de todas las capacidades y potencialidades, nuevas, diferentes y muchas veces desconocidas que ellos tienen y que todos necesitamos.
Debemos salir de nuestro pensamiento analógico y entrar en el mundo digital.
Desde UNIR Santa Cruz estamos convencidos que el primer paso para lograrlo es volver a establecer el ORDEN, la EDUCACION y el TRABAJO.
Excelente